Nuestro lugar de encuentro será la plaza de Fornalutx. En el bar de Jaime beberemos el primer café. Después, emprenderemos la marcha. En primer lugar haremos una primera parada por encima de Sóller, en el taller de Toni, cuyos trabajos con papel hecho a mano son realmente dignos de ver. Trabaja conjuntamente con varios artistas en una antigua tejeduría y es allí donde realiza las exposiciones. Ya habrá hecho café y lo primero que nos enseñará será su gran orgullo, la bodega en el sótano de su enorme y abierto taller. Será por la mañana, demasiado pronto para probar el vino.
Nuestro destino será Campos, donde podremos contemplar esculturas probando a la vez el vino de un viticultor mallorquín. Desde Campos iremos algunos kilómetros en dirección a las Salinas, de donde procede la famosa Flor de Sal. Muy cerca se encuentra Es Trenc, una de las playas más bellas de Mallorca. Giraremos hacia un camino rural y seguiremos conduciendo hasta que creamos que el mundo se va a acabar. Pero, por suerte, todavía será temprano, porque, después, en esa zona hará un calor insoportable. Nos encontraremos delante de una casa con un jardín de aspecto abandonado. Pero pronto descubriremos entre la hierba piezas de metal oxidado parecidas a enormes patas de araña. ¿Trabajos del artista? Metros de tubos de acero cincado en diferentes procesos de oxidación estarán apoyados en un cobertizo abierto. Descubriremos montones de piezas de metal similares, chatarra procedente de la construcción de aparatos, ¿restos de la fabricación en serie?
Al aparcar el coche tendremos cuidado de que no quede hundido en los surcos hechos en la tierra por los tractores. Detrás de nosotros habrá un viejo establo con columnas de arenisca desmoronadas donde se encontrará un viejo Citroën y un montón de material. ¡La dirección correcta! Aunque conocemos los trabajos de Ferrán por los catálogos, así, en este entorno, no podríamos habernos imaginado el estado bruto de sus esculturas. Entre las plantas, los fragmentos de acero oxidados parecen ser una parte de la naturaleza. El crecimiento y la degeneración se encuentran y se unen aquí de una forma totalmente natural.
De la casa saldrá un hombre. Se dirigirá a nosotros, nos sonreirá y nos pedirá que entremos. Nos sentaremos con Ferrán en la cocina, la estancia central de la casa. Bebiendo una copa de vino tinto entraremos rápidamente en conversación. El artista nos hablará de sus últimas exposiciones y de sus trabajos, de los que nos mostrará impresionantes fotos. A continuación nos llevará a su diminuto taller, parecido a una antigua fragua.
Después de una ligera comida, con gambas recién cogidas, en la terraza de un antiguo molino, iremos en dirección a Son Servera a ver a María, cuya cerámica minimalista también puede contemplarse en el MOMA de Nueva York. Vive en una casa que se está reformando y nos enseñará su taller, parecido a un laboratorio con innumerables cajas llenas de pintura y materiales. Tanto su casa como sus trabajos son muy reducidos. Es fascinante cuánta reflexión, trabajo y material se precisan para crear objetos de una sencillez tan concentrada.
Para terminar, visitaremos a un viticultor que produce exclusivamente vinos de cultivo biológico, que han recibido ya numerosos premios internacionales. Le gusta conversar con sus clientes, explicar sus vinos, enseñar su viñedo, los depósitos y los originales de las etiquetas diseñadas por artistas. Mientras tanto, su mujer servirá quelis y queso para acompañar el vino.
¡Un día perfecto!